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Síndrome del intestino irritable o colon irritable

¿Qué es el síndrome del intestino irritable?

El síndrome del intestino irritable (SII) es un trastorno funcional digestivo (TFD) con un cuadro crónico caracterizado por dolor abdominal asociado a cambio del ritmo intestinal (diarrea o estreñimiento) acompañado en ocasiones de una sensación de distensión abdominal sin que exista una alteración analítica, morfológica o infecciosa que lo justifique.

Esta patología ha recibido distintos nombres que actualmente están en desuso, como:

  • colon irritable,
  • colon espástico,
  • colitis nerviosa,
  • neurosis del colon
  • neurosis intestinal

La prevalencia del síndrome del intestino irritable en los países occidentales oscila entre el 9-21%, afecta con más frecuencia al sexo femenino (2:1) y con una tendencia a disminuir la prevalencia con la edad.

Esta patología ocasiona una mayor limitación funcional que la población general siendo su absentismo laboral tres veces superior.

Causas del síndrome de intestino irritable

No hay ningún mecanismo único que por sí mismo explique la causa del síndrome del intestino irritable,la fisiopatología del SII es multifactorial y aún no se conoce en su totalidad.

De manera general se conoce que los principales síntomas del síndrome del intestino irritable son consecuencia de la alteración en el movimiento intestinal y en la sensibilidad, de modo que el dolor se debe a contracciones intestinales muy potentes junto a un aumento en la sensibilidad intestinal y la diarrea y el estreñimiento al aumento en las contracciones y movimiento intestinal o a la disminución respectivamente.

Son varios los factores que pueden producir estas alteraciones, como factores que actúan en la vida temprana, factores fisiológicos y factores psicosociales.

Entre los factores que actúan en la vida temprana destaca una predisposición genética dado que en algunos estudios se ha observado agregación familiar y concordancia en estudios de gemelos de hasta un 20%.

Sin embargo no se ha identificado ningún gen específico o genes implicado en el síndrome del intestino irritable.

Entre los factores fisiológicos del SII destacan:

  • Las alteraciones del movimiento intestinal como una hiperreactividad del músculo liso intestinal a numerosos estímulos,
  • Un trastorno de la sensibilidad del intestino como una hipersensibilidad dolorosa intestinal,
  • Alteración de hormonas digestivas,
  • Intolerancias alimentarias.

Algunos estudios más recientes han observado que podría estar relacionado un mecanismo inflamatorio intestinal a nivel de la mucosa en los pacientes con síndrome del intestino irritable.

Adicionalmente, los pacientes presentan alteraciones psicosociales que tienen vital importancia en las manifestaciones clínicas al modular la experiencia de la enfermedad y de los síntomas.

Es muy característico que los síntomas del síndrome del intestino irritable aparezcan tras un proceso infeccioso gastrointestinal, con algunos tipos de comida como productos lácteos, cereales, café, edulcorantes como el sorbitol o fructosa y después de alguna vivencia personal estresante como la muerte o enfermedad de un familiar, estrés laboral o abusos en la infancia.

Síntomas del síndrome del intestino irritable

Los síntomas del síndrome del intestino irritable pueden ser:

  • Dolor abdominal
  • Distensión abdominal
  • Alteraciones en el hábito deposicional bien estreñimiento o diarrea o la combinación de ambos.
  • Otros síntomas que presentan los pacientes con síndrome del intestino irritable son sensación de saciarse rápidamente al comer, ardor de estómago.

La disbiosis en el síndrome del intestino irritable

Como se ha comentado anteriormente, la alteración en la composición de la microbiota intestinal (disbiosis) puede desempeñar un papel en la patogenia y sintomatología del SII, nos lo explica a continuación la Dra. Silvia Gómez Senent, de la Unidad de Trastornos Funcionales Digestivos del Hospital Universitario La Paz (Madrid):

Los pacientes con SII tienen alteraciones cuantitativas de diferentes cepas bacterianas en comparación con población sana, así como menor diversidad bacteriana.

En el SII con diarrea como síntoma predominante (SII-D), se ha descrito una disminución de C. leptum (capaz de transformar el ácido biliar primario en secundario), relacionado con la consistencia de las heces.

En un estudio se comprobó que la microbiota intestinal de los pacientes con SII presenta un aumento de los miembros del género Firmicutes, a costa de los miembros de los Bacteroidetes, resultando en un aumento de dos veces la proporción de Firmicutes/Bacteroides en los pacientes con SII.

Se encontró que los niveles del género Faecalibacterium (Firmicutes) que incluye F. prausnitzii, se redujeron en los subgrupos de pacientes con SII en comparación con los controles.

En nuestra microbiota autóctona también hay arqueas, entre ellas Methanobrevibacter smithii. Debido a que Methanobrevibacter smithii produce metano, retrasando el tránsito intestinal, en un ensayo se evaluó la cantidad de M. smithii en pacientes con síndrome del intestino irritable.

El número de copias de M. smithii fue mayor entre los pacientes con SII que el de los controles, particularmente entre los pacientes con SII con estreñimiento como síntoma predominante (SII-E) en comparación con los pacientes con SII-D.

El número de copias de M. smithii fue mayor en los pacientes que al realizar un test de lactulosa producían metano que entre los no productores.

El género Roseburia son bacterias anaeróbicas gram positivas. Pertenece al filo de Firmicutes e incluye cinco especies:

  • Roseburia intestinalis,
  • Roseburia hominis,
  • Roseburia inulinivorans,
  • Roseburia  faecis, y
  • Roseburia  cecicola.

Forman parte de las bacterias comensales que producen ácidos grasos de cadena corta, especialmente butirato, y afectan la motilidad colónica, el mantenimiento de la inmunidad y las propiedades antiinflamatorias.

La modificación en Roseburia spp. puede afectar varias vías metabólicas y está asociada con varias enfermedades (incluyendo el síndrome del intestino irritable, obesidad, diabetes tipo 2, afecciones del sistema nervioso y alergias).

Además, Roseburia spp. producen ácidos grasos de cadena corta (AGCC) como acetato, propionato y butirato, descomponiendo los carbohidratos no digeribles. Los AGCC regulan la fisiología intestinal y la homeostasis inmune a través de propiedades antinflamatorias.

Dieta Mediterranea

La dieta mediterránea es conocida desde hace tiempo por sus propiedades beneficiosas para la salud. Cabe destacar que también se asocia con una mayor presencia de Roseburia intestinal spp. 

Se ha reportado un vínculo entre la Roseburia y la salud intestinal, incluyendo la enfermedad inflamatoria intestinal, el síndrome del intestino irritable y el cáncer de colon.

En pacientes con estreñimiento crónico funcional, una comparación de mucosa colónica y microbiota fecal entre personas sanas y pacientes con estreñimiento crónico mostró que la presencia de Roseburia se correlacionaba con un tránsito colónico más rápido.

Chassard et al. (2012) formularon la hipótesis de que podría existir una disbiosis funcional en pacientes con SII tipo estreñimiento y esto induciría alteraciones en el metabolismo de los carbohidratos, que es un proceso central que permite el suministro de nutrientes y energía al huésped.

Generalmente se observa una correlación negativa entre la concentración de Roseburia y los síntomas del SII. Rigsbee et al. (2012) reportaron que la concentración de Roseburia spp. es similar entre niños sanos y con diarrea predominante de SII.

Como fue revisado en detalle por Chassard et al. (2012), el nivel poblacional de Roseburia es significativamente menor en los pacientes con SII-estreñimiento, en comparación con los pacientes sanos, lo que reduce la producción de butirato.

Diagnóstico del síndrome del intestino irritable

En los pacientes con síndrome del intestino irritable es imprescindible realizar una buena exploración física muy detallada para descartar la presencia de síntomas que sugieran otros diagnósticos y refuerce la seguridad que se trata de un síndrome de colon irritable al médico.

En función de los síntomas que predominan se han de practicar unas exploraciones complementarias u otras.

También se ha de tener en cuenta la edad del paciente, la duración o intensidad de los síntomas, de modo que pacientes mayores de 50 años con síntomas más intensos obligan a un estudio más completo.

El estudio inicial general en pacientes con síndrome del intestino irritable para descartar enfermedades orgánicas (más graves) incluye una analítica general con marcadores de inflamación, hormonas tiroideas, análisis en heces y una colonoscopia.

En casos más concretos y según el síntoma que predomine será necesario realizar pruebas de aliento para descartar intolerancia a la lactosa, fructosa/sorbitol en el caso de los pacientes en los que predomina la diarrea, tiempo de tránsito intestinal o manometría anorectal (que mide y determina la defecación) en los pacientes que presentan estreñimiento.

Criterios diagnósticos Roma IV para el síndrome del intestino irritable

El conocimiento incompleto de la fisiopatología de este síndrome dificulta su diagnóstico, sin embargo en los últimos años y con el avance en los mecanismos implicados se han establecido unos criterios diagnósticos claros para realizar el diagnóstico.

Estos criterios se basa en la clínica del paciente (es decir en los síntomas) y se denominan criterios de Roma IV :

1-Presencia recurrente de dolor o molestia abdominal al menos 3 días al mes, los últimos 3 meses, asociado con 2 o más de la siguientes características:

  • mejoran con la defecación
  • inicio asociado con cambio en la frecuencia de deposiciones
  • inicio asociado con cambio en la forma (consistencia) de las deposiciones

2- Estos criterios se cumplen en los últimos 3 meses y los síntomas comenzaron al menos 6 meses antes del diagnóstico.

Según la preponderancia de la diarrea o del estreñimiento, el SII se clasifica en 4 subtipos.

Las características de las heces permiten clasificar los subtipos del SII utilizando la escala de Bristol. Según el porcentaje de uno u otro tipo de heces en los días en que estas son anormales, se establecen como:

  • Síndrome de intestino irritable con predominio de estreñimiento (SII- E),
  • Síndrome de intestino irritable con predominio de diarrea (SII –D), o
  • Síndrome de intestino irritable mixto (SII –M).

En el caso de SII-D se precisa que en más de un 25 % de las deposiciones las heces sean de tipo 6 o 7 y que en menos de un 25 % de las deposiciones las heces sean de tipo 1 o 2.

Otra característica del síndrome del intestino irritable es que los pacientes presentan distintos niveles de gravedad según la intensidad de los síntomas, la interferencia en la vida social y laboral, la utilización de recursos sanitarios y alteraciones psicológicas asociadas.

Este trastorno funcional afecta a adultos jóvenes y adolescentes y menor prevalencia en los ancianos, siendo entre 2-4 veces más frecuente en el sexo femenino.

Tratamiento del síndrome del intestino irritable

 El tratamiento de colon irritable abarca distintos aspectos:

1- Psicoterapia de apoyo 

Es fundamental una adecuada relación entre el médico y el paciente, de modo que el apoyo del personal médico y la confianza del paciente en éste son básicas.

El médico debe tranquilizar y educar al paciente explicándole la naturaleza benigna del trastorno e intentar explicar de la manera más entendible posible los motivos por los que aparecen los síntomas ayudando a detectar y controlar los factores desencadenantes.

2- Medidas higiénico-dietéticas

Algunos síntomas más frecuentes en pacientes con síndrome del intestino irritable pueden mejorar con algunos cambios en los hábitos como comer despacio, realizar comidas no copiosas pobres en grasas y ricas en proteínas, evitar ingerir bebidas gaseosas y evitar alimentos flatulentos.

De este modo, puede mejorar el dolor abdominal, la distensión y la flatulencia.

La fibra dietética es útil para combatir el estreñimiento pero no para el resto de síntomas. Se recomienda una cantidad diaria entre 10 y 30 g de fibra, alcanzando la dosis óptima para cada paciente de forma gradual.

Se debe consumir una dieta rica en fruta y vegetales suplementándola o no con salvado de trigo junto a una ingesta de agua de al menos 1500 ml/día.

De todos modos, es aconsejable evitar dietas excesiva e innecesariamente restrictivas. Asimismo, el ejercicio físico regular mejora el dolor abdominal y el estreñimiento.

3- Tratamiento farmacológico

Dado que no se conoce la causa con exactitud, el tratamiento farmacológico que se utiliza es para combatir los síntomas predominantes, de modo que el tratamiento médico se selecciona según el síntoma que presente el paciente.

El dolor y la distensión abdominal mejoran con relajantes del músculo intestinal (espasmolíticos) y con antidepresivos a dosis bajas

La diarrea y el estreñimiento con el uso de antidiarreicos y laxantes. Por otro lado, recientemente se han publicado datos científicos que evidencian la eficacia de algunos probióticos, sobretodo bifidobacterias, para mejorar algunos síntomas asociados al síndrome del intestino irritable.

Aquellos pacientes con síntomas refractarios a estos tratamientos, especialmente si presentan alteraciones psicológicas importantes pueden requerir tratamientos psicológicos.

Consejos dietéticos para el síndrome del intestino irritable

Si queremos mejorar de alguna manera los característicos síntomas del intestino irritable, lo ideal es comenzar desde la base, la alimentación. Te mostramos unos consejos que nos ofreció una colaboradora del blog de Lactoflora, Adriana Duelo, dietista y nutricionista.

Recomendaciones dietéticas para el intestino irritable:

  • Evitar comidas muy copiosas. Será mejor dividir las comidas en diferentes tomas a lo largo del día en lugar de reducirlas a 2 o 3. También será importante comer despacio y en un ambiente tranquilo.
  • Reducir al máximo la ingesta de alimentos precocinados, con salsas y alimentos ricos en grasa.
  • Evitar alimentos que pueden provocar dolor abdominal como especias picantes, chocolate, helados cremosos, bebidas carbonatadas…
  • Se recomienda el uso de probióticos, ya que mejoran el movimiento y la sensibilidad intestinal.
  • En caso de tener estreñimiento se deberá aumentar la cantidad de fibra. Una manera fácil es sustituyendo la pasta y el arroz refinados por integrales, potenciando las legumbres (al menos dos veces a la semana), incluir frutos secos y frutas deshidratadas en la dieta, llegar a cubrir 2-3 piezas de fruta diarias con piel a ser posible y 2 raciones de verduras (crudas y cocidas), así como aumentar la actividad física y el consumo de agua.
  • En caso de tener diarrea será necesario excluir alimentos flatulentos como la col, coliflor, coles de Bruselas, legumbres o cebolla y también los que contengan fibra insoluble (salvado de trigo, cereales integrales y algunas frutas como la piña, las castañas o frutas deshidratadas). Limitar las grasa en la dieta (mantequilla, mayonesa, leche entera, nata…), incluir el membrillo a diario si es necesario y beber líquidos fuera de las comidas, por ejemplo agua de arroz o de zanahoria con sal, caldo vegetal con sal…

En los últimos años se ha llegado a la conclusión que una dieta baja en hidratos de carbono fermentables (FODMAP) ayuda a los pacientes con SII. Hasta un 70% mejoran sus síntomas asociados siguiendo este patrón dietético. Algunos de estos alimentos a evitar son: leche, yogur, avena, cebada, mijo, alcachofas, ajo, brócoli, lentejas, remolacha, cerezas, mango y manzana.

Por otro lado, también vemos a diario en consulta clínica como ayuda en pacientes con síndrome del colon irritable seguir una dieta baja en histamina, molécula pro-inflamatoria que se encuentra en muchos alimentos como: conservas de pescado azul, bebidas alcohólicas, lácteos y cítricos. Si la histamina no se elimina correctamente a través de la enzima intestinal Diamino Oxidasa (DAO) se acumula en el organismo dando molestias intestinales, entre otras.

Bibliografía:

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